Abro los ojos.
Destrucción.
Vuelvo a cerrarlos.
Dolor.
¿Aún no me muerto yo también? Hay algo más doloroso que la propia muerte: Vivir sabiendo que lo que más te importa te ha sido arrebatado. Yo sufro de esto, bastante. Lo sé, porque noto algo en mi interior que se quiebra y me estrangula lentamente. Me cuesta respirar. En serio, quiero morir ya. Es la ruta más fácil.
Mis ojos están secos, ya no arden. Mis lágrimas han pasado a ser una leyenda urbana. Ahora soy fría, una caja vacía. Me falta una pieza para volver a ser yo misma. Esa pieza ya no se fabrica. Ese alguien ya no existe. Se ha esfumado. Evaporizado. Me lo han arrebatado. No volverá.
La venganza ya pierde sentido. También las ganas de vivir cuando sabes que tu derecho a correr su mismo destino también te ha sido prohibido. He sido maldita para vivir junto al dolor y he de aceptarlo.
Se acabó ser heroína. Ser buena. Tampoco seré villana ni malvada. No voy a luchar con lo que está bien o está mal. Ahora voy a disfrutar. Disfrutaré viendo como se destruye mi alrededor. Un mundo donde la injusticia siempre sale victoriosa, y donde justos luchan para nada. Son esperanza. Lo sé, pero yo ya dejé de serlo. Justo cuando perdí mi pieza.
Ahora voy a contemplar como todo se prende,
los lugares arden pero los recuerdos sé mantienen impolutos,
en un mundo todo acabará en cenizas,
dulces y vengativas cenizas.
-J.MonRoe-
¡Qué tal, lectores atrapados!
Aquí os traigo mi primer relato corto subido a este blog.
Ha sido algo muy loco, lo he escrito ahora y lo voy a subir sin editar ni revisar.
La voz protagonista es un personaje tétrico que creé hace un tiempo y aún sigue en mi cabeza,
yo tampoco sé cuál es su desafortunada historia.
Quizá me dé por ir continuando a través de fragmentos,
no sé, primero he de luchar contra mi pereza y
encontrar a ella en mi cabeza.
